Con el tiempo aprendes

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes…
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día lloraras por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún sentido…
Pero desafortunadamente….SOLO CON EL TIEMPO….
Y RECUERDA ESTAS PALABRAS:
“EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE” JUSTAMENTE CUANDO YA NO HAY TIEMPO...

El rey que odiaba las batallas

Había un rey en Escocia que odiaba las batallas. Además de eso, odiaba varios deportes muy populares, sobre todo es de derribar árboles. Este rey prefería quedarse en su castillo, al calor de la lumbre, o pasear por sus jardines. Su reina se aburría de estar sentada junto al fuego y detestaba los jardines, y bordaba muy mal.

- ¡Cuánto me gustaría participar en una batalla!- exclamaba, mirando desde el castillo en busca de enemigos dispuestos para el ataque. Cuando el rey se imaginaba un ataque a sus grandes ejércitos de soldados acercándose al castillo para que él los condujera, sentía que el miedo le agarraba el estómago-. ¡Me emociono con solo imaginarlo!
Cada vez que decía esto, el rey levantaba la vista de su labor y se estremecía ligeramente. Se le daba muy bien el bordado y arreglaba los errores de la reina en cuestión de segundos.

Un día en que los soldados solicitaron ser dirigidos por el rey porque había problemas en algún lugar del reino, el rey le confió a la reina que se sentía muy mal. Estaba seguro de que no le haría ningún bien salir a arrasar los campos con su falda escocesa y su casco. La reina, que lo quería mucho le dijo:
- Acuéstate un rato, querido. Pediré que te traigan un té y tortas de avena calientes. Cierra la puerta de tu dormitorio y bajo ningún concepto hables con nadie ni permitas que vengan a verte.
La reina se puso la falda y el casco del rey, y los demás objetos que completaban la protección real, se ciñó su espada cogió las espuelas de la repisa de la chimenea, donde él las dejaba siempre. Se bajó la visera del casco para que no le vieran la cara. Fue a la cocina del castillo y ordenó que llevasen a la reina té y tortas de avena, pero que las dejasen junto a la puerta de su dormitorio. Dijo que estaría ausente un par de horas, participando en una batalla.

Mientras la reina estuvo fuera el rey terminó el bordado que ella había empezado, deshaciendo la mayor parte porque la reina había hecho un lío tremendo. Luego empezó otro, de pavos reales en un árbol. Estaba incorporado en la cama, tarareando una melodía escocesa,cuando oyó que la reina llamaba a la puerta.
- Ya estoy aquí- dijo con voz fuerte y ronca, por si algún criado estaba escuchando, y luego entró con gran estruendo, encantada consigo misma.
Ordenó que limpiaran el casco y la armadura. La reina había ganado la batalla y al día siguiente cientos de jefes guerreros acudieron al castillo para rendirle tributo.
- No fue difícil- dijo el rey.
Más tarde, el rey y la reina tuvieron cinco príncipes y cinco princesas, y siempre que había una batalla, la reina salía en su caballo y el rey se quedaba en la cama.
- Soy un rey que se ha casado con la reina adecuada- decía el rey.
- Y yo me he casado con el rey adecuado- replicaba la reina con deleite.
Y en toda la larga historia de los reyes y las reinas de Escocia, o de cualquier otro lugar, no hubo reyes más felices. Nadie descubrió, ni siquiera sus propios hijos, que la reina, famosa por sus bordados, era incapaz de dar dos puntadas correctamente.

Historia original: William Trevor (La historia de Juliet).

Moraleja: Ninguno estamos obligados a cumplir los estereotipos marcados por la sociedad.

Los zapatos de la esquina

Bob era un muchacho demasiado rebelde y agitador, todos los profesores se quejaban de el, de sus palabras y conducta. Todos los días tenia que cumplir horas en detención por las cosas malas que hacía y lo peor de todo: Bob era un bully, un chico al que le encantaba burlarse de otros, hacer bromas de mal gusto e inclusive algunas veces golpear a otros compañeros que eran indefensos.
Sus padres atribuían su mala conducta al colegio, los maestros se la atribuían a sus padres, a Bob le daba lo mismo, disfrutaba burlarse de los demás en todo momento, tiraba las charolas de las manos de los alumnos, les ponía la zancadilla cada que podía, se burlaba de su forma de vestir e incluso de enfermedades que pudieran tener. Era una persona de muy mal corazón.
Caminando hacia su casa, después de salir de una detención un par de zapatos en una esquina llamaron su atención, no eran los más espectaculares que había visto en su vida, pero ¿qué importaba? Estaban abandonados en la calle, parecían nuevos y según su pensamiento, quien encuentra algo se lo queda. Al llegar a su casa decidió ponérselos para ir al cole en la mañana, no veía la hora de poder lanzar una patada o ponerle la zancadilla a alguien con sus nuevos zapatos.
El sol anunció la llegada de la mañana, Bob, muy entusiasmado se calzo los zapatos, le sorprendió mucho que fueran de su talla, eran perfectos. Bajo a desayunar sintiendo mucha emoción y se dirigió al cole. En el camino pudo sentir sus piernas temblando de la emoción, lo que le satisfacía en gran medida. A más de medio camino el temblor en sus piernas comenzaba a ser más notorio e incontrolable, como acto de magia sus pies se movieron de una forma divertida y apresurada. Cuando llegó a su salón de clases los alumnos no pudieron resistir una carcajada pues bailaba incontrolablemente y resultaba un espectáculo realmente gracioso.
Con cada hora que pasaba sus pies se movían más y más pasando de bailar polka a Flamenco en minutos, en cada salón que visitaba sus compañeros estallaban en carcajadas por sus graciosos movimientos. La noche llegó, Bob se sentía muy mal, por fin había vivido en carne propia lo que significaba ser el sujeto de burla y no le gustó, al llegar a su habitación comenzó a llorar arrepintiéndose de todas las cosas malas que había hecho en contra de sus compañeros, para su sorpresa los zapatos fueron desapareciendo poco a poco y sus piernas comenzaron a responderle. Muy feliz con esto y aprendiendo su lección, decidió pedir disculpas a todos sus compañeros y profesores. Nunca se pregunto el origen de los zapatos, para el no más relevante que el hecho de haber cambiado como persona, ahora era un joven completamente diferente, se preocupaba por los demás y ayudaba de corazón a otras personas. Todo gracias a los zapatos de la esquina… ¿Quién sabe? Si hay un bully molestando quizás los zapatos aparezcan cuando menos se lo espere.

Charco de Lodo

Cuando veo esas plantas llamadas dientes de león... Yo veo hierba dañina invadiendo mi patio...
Mis hijos, ven flores para regalarme y soplan la pelusa blanca pensando en un deseo.
Cuando un mendigo me sonríe... veo a una persona sucia que probablemente quiere que le dé algo de dinero y eso me incomoda...
Mis hijos ven a alguien que les sonríe y ellos responden con otra sonrisa.
Cuando oigo música, me siento y escucho porque no sé cantar y no tengo ritmo...
Mis hijos cantan, bailan y si no saben la letra, se la inventan.
Cuando siento un fuerte viento en mi rostro despeinándome y empujándome hacia atrás, lo resisto con todas mis fuerzas...
Mis hijos cierran sus ojos, abren sus brazos y se dejan arrastrar por él, hasta que caen al suelo vencidos por la risa.
Cuando yo oro, digo tú y nosotros. Concédeme esto y dame aquello...
Mis hijos dicen, ¡Hola Dios!, te doy las gracias por mis juguetes y mis amigos. Ayúdame a no tener malos sueños ni pesadillas esta noche y cuídame, todavía no quiero ir al cielo.
Cuando veo un charco de lodo, rápidamente me alejo de él, porque ya me imagino zapatos llenos de lodo, alfombras y suelos sucios...
Mis hijos se sientan en él, Ven diques para construir, ríos para cruzar y toda clase de animales para jugar.
Yo me pregunto, ¿los hijos nos fueron dados para enseñarles o para aprender de ellos?
“Es necesario que aprendamos a apreciar las pequeñas cosas de la vida. Por eso te deseo que tu vida esté llena de dientes de león, fuertes vientos y. . . grandes charcos de lodo”

Cristo Roto

Sucedió hace poco, en una tarde lluviosa, me encontraba haciendo reflexiones sobre el amor.
Sin quererlo, mis ojos se posaron en la fotografía de mi gran amor. Después en el crucifijo que tenía colgado muy cerca de mi, ¡roto!.
Inevitablemente recordé aquel día, cuando cegado por la ira, lo destroce.
Fueron tantas veces que le pedí a cristo que ella me mirara, que aquella mujer fuera buena, que fuera mía para siempre. Y así se cumplieron mis ilusiones.
Pero un día, un amargo día, con la esperanza de encontrarle a ella, y volcar todo mi amor, le sorprendí en brazos de mi mejor amigo.
Corrí desesperado, no se como llegue a mi casa, comencé a gritar y destrozarlo todo, y de la pared, tome al cristo con furia. Le arrojé al suelo diciendo:
Tú tienes la culpa, tantas veces te pedí que me permitieras conocer al verdadero amor y mírame ahora con el alma rota.
No se si fue un sueño, un milagro o no se que, el caso es que de aquel cristo moribundo y roto surgieron estas palabras:
Hijo mío, ahora mas que nunca te amo, por que estas tan indefenso, tan débil, confundido. La prueba es grande. Pero mi amor por ti, es mas... Morí en la cruz por aquellos que como tu, son como las nubes.
Sigue mis pasos, entre más sufras, mayor será tu recompensa.
Comencé a temblar, me desvanecí, y al despertar, medí cuenta que todo lo que había tirado, estaba en su lugar, y en la pared, aquel cristo roto que me miraba y sonreía con dulzura.
Hoy ha pasado el tiempo, es verdad, Cristo borró de mi mente la amargura y el deseo de venganza, he vuelto ha creer en el amor. Y cuando siento debilidad, a mi cristo roto lo contemplo y le digo:
Gracias señor!!!

Ateo, historia para reflexionar.

Cuenta la historia que un ateo, caminaba a través de la selva, sonriendo ante la belleza que había a su alrededor, cuando de pronto pensó: Qué milagros de la naturaleza han creado los poderes de la evolución...
En ese momento, oyó un murmullo cerca del río. Fue a investigar y vio que un enorme oso pardo venía hacia él. El hombre comenzó a correr, pero por mucho que se esforzaba, el oso lo estaba alcanzando. Trató de ir más rápido, pero tropezó y cayó al suelo.
Mientras trataba de levantarse, el oso saltó sobre su pecho, lo tenía atrapado y el ateo gritó: ¡¡¡Dios mío, ayúdame!!! El tiempo se detuvo. El oso se paralizó. La selva estaba en silencio y hasta el río se quedó quieto.
Una luz blanca brilló sobre el hombre y una voz resonó desde el cielo: Has negado mi existencia durante todos estos años, has enseñado que Yo no existo y que todo es resultado de un accidente cósmico. ¿Esperas de verdad que te ayude en esta situación? Acaso a partir de ahora ¿Tengo que considerarte como un creyente?
El ateo miró hacia la luz y dijo: Sería hipócrita de mi parte si de repente te pidiese que me tratases como a un cristiano, pero quizás podrías convertir al oso en un cristiano.
La luz se fue, el río comenzó a fluir nuevamente y los sonidos de la selva se reiniciaron. Entonces, el oso, unió sus dos patas delanteras, inclinó su cabeza y dijo: Señor bendice los alimentos que voy a comer...
“Dios te va a dar la oportunidad a través de Su gracia y de Su misericordia, hasta el último segundo de tu vida, hasta tu último suspiro en esta tierra, para que lo recibas en tu corazón. No permitas que te domine tu orgullo, tu sabiduría humana, tu egoísmo, no pienses que lo sabes todo. No rechaces las oportunidades que Dios te da. ¡¡¡Cuidado!!! Quizás en este mismo instante hay un gran oso pardo a tus espadas”

Lee esta Gran ! ENSEÑANZA! ↓↓

Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo enseña a sus alumnos a la vez que pregunta: “¿A quién le gustaría tener este billete?”. Todos los alumnos levantan la mano.

Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola. Incluso lo rasga un poquito en una esquina. “¿Quién sigue queriéndolo?”. Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.

Finalmente, la profesora tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente, diciendo: “¿Aún queréis este billete?”. Todos los alumnos respondieron que sí.

Entonces la profesora les dijo:
“Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo… todos habéis querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían siendo 20 euros.
Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas que te rechazan y los acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una bola o tirado en el suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu valor no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en los que sientas que estás en tu peor momento, tu valor sigue siendo el mismo, por muy arrugado que estés”.